Este post se lo dedico a nuestra primera bebe, algo más peluda que los humanos. Ella es Noa, nuestra bulldog francés. Ella entró en nuestras vidas cuando a penas hacia 3 meses que David y yo nos conocíamos, ya que, en teoría, iba a ser mi perrita. Pero se convirtió en la perrita de los dos.
Durante 3 años fue nuestra única pequeña, pasábamos mañanas paseeando con ella, tardes en la calle, vamos todo lo que conlleva tener una perrita.
Pasados los tres primeros años, nació Leyre. La verdad es que nos daba bastante apuro, ya que Noa era bastante celosa con nosotros y temíamos que cogiera celos e la niña y lo pasara mal. O que pudiera reaccionar de una manera que nos obligara a tomar una decisión, que no siquiera queríamos plantearnos. Así qué leímos y seguimos al pie de la letra lo que nos aconsejo la veterinaria. Otra cosa que nos preocupaba era que con semejantes ronquidos que pega cuando duerme y cuando juega, que no asustara o despertara a la bebita.
Pero la naturaleza te sorprende, y es impresionante lo listos que son, durante el embarazo Noa se acercaba a mi barriguita y la olía, ya sabía ella que algo se cocía ahí dentro. Incluso alguna siestecita se había pegado encima de mi tripita. Yo creo que es por eso que nunca se han despertado ni les ha molestado los ronquidos a los Pekes, ya que durante 9 meses los han estado escuchando, y a mi, incluso, me relajan.
Cuando nos fuimos al hospital y nació la princesa Leyre, pusimos su primer pañal y su primera medita en una bolsa y David se la llevó a casa para que la oliera y la hiciera suya. La reacción, yo no puede presenciarla, pero según me contó David lo olía con muchísima ímpetu, el pañal lo desmontó del todo buscando entremedio de él, yo creo que pretendía encontrar a la pequeña dentro de él.
El día que nos dieron el alta, pedimos a la familia que nos dejaran solitos a los 4, ya que queríamos que Noa conociera a la princesa con tranquilidad. Además, pretendíamos dejar que la oliera, la chupara y le hiciera lo que quisiera, con cuidado, y estoy segura que a los abuelos no les hubiese gustado demasiado. Son esas cosas que dejas que hagan los animales a los bebés, y que la gente que no tiene esa relación con animales de compañía no logra entender. Y así fue, cuando llegamos a casa, Noa nos recibió como esperábamos. Al principio no se dio cuenta de que la pequeña Leyre estaba en mis brazos, me agaché y se la presenté. Fue sorprendente ver como Noa, con todo lo brutota que es, se acercará con ese tacto y delicadeza. La olió de arriba abajo, le chupeteó las manos, los pies y la cabecita. Y des de ese preciso momento Noa la hizo suya.
Al día siguiente fuimos a un control al hospital, y al regresar Leyre estaba dormidita y la dejé en su cuna sin que Noa la viera, y madre mía!! La pobre perra no encontraba a la bebé; iba corriendo de una habitación a otra y luego volvía a donde estábamos nosotros, nos miraba como diciendo: - pero donde esta??- Donde habéis dejado a mi bebé?? - Al principio ninguno de los dos entendía que le pasaba, hasta que pensamos que quizá sería por la peke, así que David cogió a Noa y le enseño donde dormía. Que cara de tranquilidad se le quedó a la pobre perra, si es que son más listos!! En fin que se colocó bajo la mini una de Leyre y de ahí no la movíamos.
Como buena perra, al pasear por la calle, cuando alguien se acercaba ella no dejaba que se acercaran demasiado, siempre se situaba entre la persona y el carrito. Y si no la dejábamos se enfadaba que no veas. Lo mismo hacia cuando venía gente a visitarla, y si la cogían... Uuiii se sentaba al lado de la persona y no le quitaba el ojo de encima. Pero no sabía lo que le esperaba......
Leyre se fue haciendo grande y la interacción con Noa también era mayor. La pobre aguantó tirones de orejas, mordiscos, que se le subiera a caballito, que le tirase del collar para moverla donde Leyre quería que fuera... En fin, una barbaridad de trastadas, pero que Noa, en ningún momento rechazó, más bien al contrario. Siempre volvía a jugar con ella.
Ahora ya Leyre, que es un poquito más grande la saca ella de paseo y le mada donde debería, es bastante mandona, y lo bueno es que Noita la obedece bastante, son muy graciosas las dos juntas.
Pero pasaron 14 meses y mi tripita volvió a crecer, Noa también la olía y se posaba sobre ella. Y se iba preparando para lo que le tocaría pasar de nuevo.
Y lo mismo hicimos con Unai al regresar a casa, pero esta vez fue Leyre quién se lo presentó. Y le iba diciendo poco a poco Noa, lo mismo que le decíamos nosotros a Leyre cuando lo conoció. La verdad es que yo creo que cuando vió a Unai, la pobre debió pensar, noooo otro bebé nooooo!!! Otra vez a aguantar tirones de pelo, de orejas, mordiscos y mil y una trastada!! Pero ahí esta tan protectora y juguetona como siempre, y ahora le toca sufrir las trastadas del benjamín de la casa, que a sus 5 meses ya hace lo que quiere con ella.....
En fin, como veis es nuestra mejor canguro, mejor amiga de nuestros pequeños y, para nosotros, la mejor perra del mundo. Pase lo que pase ella aguanta y jamás se ha sentido celosa ni ha intentado hacerles nada, bien al contrario. Y aunque mucha gente no entienda que dejemos que nuestros bebes jueguen con ella, de la manera que lo hacen, a pesar de estar siempre muy limpia, pasarles toallitas después de ser chuperreteados.... Pensar que como bien dicen los expertos en la materia, los niños que crecen con perros tienen más defensas y menos alergias, por algo será.....Y es que sólo cuando tienes un perro, o cualquier animal, sabes como se quieren y que son un miembro más de la familia. Y aunque Leyre y Unai le hagan de todo y más, la adoran y quieren con locura.
.....Sonríe, besa, comparte, ama y disfruta de los CORAZONES DE PIRULETA.
Con mucho LOVE
Laura